Tras el golpe de estado ocurrido el 25 de octubre del 2021 en Sudán, el primer ministro Abdalla Hamdok, quien fue encarcelado junto con miembros de su gabinete, incentiva protestas pacíficas a través de sus redes sociales. El teniente general, Abdelrahman Burhan, quien hasta recientemente lideraba el Consejo Soberano de Sudán, anunció la disolución de dicha institución, la cuál sustituirá con un gobierno más ‘inclusivo’ con las Fuerzas Armadas. En plena crisis económica e inestabilidad política, el líder militar, también conocido como Al Burhan, declaró que la nación está bajo estado de emergencia.
Protestantes han salido a manifestar su descontento contra las medidas tomadas por Al Burhan y según cifras del Comité Central de Médicos Sudaneses, hasta ahora hay 3 muertos y 80 heridos. Los conflictos que atraviesa el país africano se derivan de múltiples tensiones entre los líderes civiles y militares de la nación, quienes llevaban 2 años compartiendo el poder del gobierno transitorio.
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Luego de la caída del régimen del político sudanés, Ahmad Al Bashir, en el 2019 después de 30 años de poder, los ciudadanos y la milicia llegaron a una serie de acuerdos para liderar el país. Inicialmente se estableció un gobierno transitorio, el cual pretendía darle lugar a la democracia en la nación, con las elecciones programadas para finales del 2022. Ahora, debido al golpe de estado militar, Al Burha declaró que la milicia tomaría el mando del país e informó del nombramiento de un gobierno tecnocrático encargado de organizar las elecciones previstas para julio del 2023. De igual forma, anunció la reescritura de la Constitución de Sudán, pero omitió especificar cuáles serían los cambios que conllevaría.
El conflicto en Sudán surgió tras un fallido golpe de estado por parte de militares vinculados con Al Bashir en septiembre del 2021, el cual fue rápidamente manejado por el ejército. El incidente incrementó las demandas de los líderes civiles, quienes exigieron la reorganización de las Fuerzas Armadas. Al Burhan recibió múltiples críticas gracias a este acontecimiento y se le responsabilizó por no haber formulado un proceso de retirada de miembros de la milicia asociados con Al Bashir. A raíz de esto gran parte de la población hizo peticiones para que Hamdok administrara los servicios de inteligencia y la policía nacional, las cuales fueron rechazadas por el teniente general. En respuesta, los líderes militares acriminaron a las cabecillas civiles, atribuyéndoles la culpa del malogrado golpe de estado y arrestándolos poco después.
De acuerdos con datos de la BBC, la señal de internet fue interrumpida y se han suspendido vuelos nacionales e internacionales en el país africana. Los hechos se asemejan al golpe de estado experimentado por Birmania el 1 de febrero del 2021, en el que la milicia ascendió nuevamente al poder luego de pocos años de democracia. Hamdok ha optado por incitar al diálogo, "hay que mirar al futuro en lugar de ahogarse con detalles del pasado", pero hasta ahora sus solicitudes no han sido tomadas en cuenta.