Inmigrantes afectados por JJ.OO. de París 2024 denuncian que Francia no es el país de la fraternidad

Inmigrantes afectados por la organización de los Juegos de París 2024 realizaron una manifestación en diferentes partes de la ciudad

  • "Llegamos aquí como migrantes y la fraternidad no la vemos por ningún lado", criticó este martes la congoleña Milor, una inmigrante que representa a un colectivo de cientos de menores no acompañados impactados por la organización de los Juegos Olímpicos de París 2024.

A diez días de su inauguración, la joven de 16 años, procedente de la República Democrática del Congo, intervino junto a otros que se consideran damnificados por los JJ.OO. en un acto organizado por el colectivo ´El reverso de la medalla´, formado por 80 organizaciones y que denuncia los efectos secundarios de este acontecimiento planetario.

La adolescente es una de las portavoces de un colectivo de menores inmigrantes no acompañados que alega luchar porque las autoridades francesas cumplan con la ley y les brinden acceso a la educación, abono de transporte y alojamiento por tratarse de personas especialmente vulnerables.

Según el colectivo de menores, con sede en el este París, la organización de los Juegos ha reducido las plazas de acogida para ellos, empujándoles a quedarse en la calle o a ser evacuados por la policía a otras regiones de fuera de París en las que no tienen ningún tipo de red.

De acuerdo con Antoine de Clerck, uno de los representantes de las oenegés, muchas de esas plazas que tenían los hoteles para personas vulnerables -pagadas por el Estado francés- han sido eliminadas y reconvertidas para los turistas que vengan a los JJ.OO. de París 2024

Milor explicó que su asociación representa a 800 menores no acompañados, pero que, en realidad, "miles de ellos" están en las calles de París y sus afueras sin ninguna solución.

Madres inmigrantes en situación precaria 

La organización ´El reverso de la medalla´ también invitó a otras personas afectadas por los Juegos que actualmente viven precariamente, muchas veces sin saber dónde dormirán ni qué comerán al día siguiente.

Niclette, Chimène y Jocelyne -tres madres de la República Democrática del Congo-; una mujer de etnia gitana de nacionalidad rumana llamada Laura; y Abdi, un somalí con documentos en regla expulsado de la que fue hasta hace un par de meses la mayor ocupación en Francia.

En Vitry-Sur-Seine, una localidad al sur de París, malvivieron 450 inmigrantes como Abdi en un edificio de oficinas abandonado que había sido ocupado por personas expulsadas de Seine-Seint-Denis, el departamento de las afueras de París donde se celebra el grueso de los JJ.OO.