Indonesia se encuentra sumida en una crisis por el gran incremento diario de los contagios de la COVID-19, lo que ha provocado la escasez de botellas de oxígeno en algunos hospitales para tratar a los pacientes.
Soldados indonesios montaron este lunes controles en ciudades de Java, incluida Yakarta, tras la aprobación de nuevas restricciones desde el fin de semana para frenar la pandemia en el país, que el domingo registró más de 27,000 contagios y 555 muertos.
Las nuevas medidas, vigentes hasta el 20 de julio y que se aplican principalmente en la isla de Java (oeste) y Bali (centro), incluyen el cierre de escuelas, parques, recintos comerciales y bares, así como restricciones de viaje.
Una de las consecuencias del rápido aumento de los casos desde comienzos de junio ha sido que ha empezado a escasear el oxígeno en algunos hospitales.
Un hospital de Bandung, en la isla de Java, anunció anoche que debido a la escasez de suministro de oxígeno no podrá aceptar a más pacientes con problemas respiratorios durante los siguientes días.
“Debido a la falta de disponibilidad de suministro de oxígeno, temporalmente no podemos aceptar pacientes con dificultad para respirar”, publicó el hospital RS Al-islam Bandung en la red social Instagram, al señalar que revaluará la decisión este miércoles.
La escasez de tanques de oxígeno comenzó la semana pasada y se extiende por todo el país si bien supone un problema principalmente en la superpoblada isla de Java, donde residen más del 50% de los 270 millones de habitantes del país.
Durante el fin de semana 63 pacientes con la COVID-19 perdieron la vida en el Hospital Sardjito de Yogyakarta, en la región central de la isla de Java, al quedarse sin tanques de oxígeno.
Hasta la fecha, Indonesia ha vacunado con la pauta completa a más del 5 % de su población, la mayoría con el fármaco producido por la farmacéutica china Sinovac.