No le prestó atención, pues parecían inofensivos. Con el paso de las horas vio cómo su mano resultó totalmente hinchada. Al notar que la mordida había tomado tal magnitud, acudió al médico en busca de respuestas.
Varios pensarían que con un par de medicinas y desinfecciones su herida se aliviaba. Todo lo contrario: permaneció hospitalizado durante un mes, en el cual le practicaron 15 cirugías para que su dedo se sanara y recuperara la movilidad.
Una vez en casa, creía que todo mejoraría, pero su salud continuó en declive a tal punto que le amputaron el dedo.
A finales de este 2022, Plettner no resistió. Falleció luego de todo el tratamiento y operaciones a las que durante cuatro años se sometió por cuenta de algo que creyó simple en un principio.
La bacteria se conoce como Pasteurella multocida y, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), es muy común su presencia producto de mordeduras o arañazos de animales.
Los gatos tienen tasas de portación altas, entre el 70 % y 90 %, seguido de los perros con un 50 %, según la literatura médica.