Google fue declarado culpable de monopolio por prácticas contrarias a la libre competencia, en particular mediante contratos que imponen su motor de búsqueda por defecto en aparatos electrónicos, señaló un juez este lunes en Washington.
Según documentos a los que accedió una agencia de noticias, el juez estimó que "luego de estudiar atentamente testimonios y pruebas, la corte llegó a esta conclusión: Google es un monopolio y actúa de forma de mantener ese monopolio".
El grupo de Mountain View (California) fue acusado de gastar hasta 26 mil millones de dólares, sólo el año pasado para asegurarse de que su buscador fuera el utilizado por defecto en algunos teléfonos inteligentes y navegadores de internet. La mayor parte de esa suma tuvo como destino a Apple.
"Los acuerdos de distribución firmados por Google (...) impiden a sus rivales competir" contra la firma californiana, dijo el magistrado en su decisión.
El Departamento de Justicia considera que esta práctica viola el derecho a la competencia y que los contratos son ilegales, ya que Google es dominante en el mercado.
Google pierde una importante demanda federal contra sus prácticas monopolísticas- La tecnológica incurrió en prácticas ilegales para preservar el dominio de su motor de búsqueda y de la publicidad, según un juez federal
Un juez federal ha dictaminado este lunes que Google incurrió en prácticas ilegales para preservar el monopolio de su motor de búsqueda, lo que supone una importante victoria antimonopolística para el Departamento de Justicia en su esfuerzo por frenar la cuota de mercado de los gigantes tecnológicos de Silicon Valley.
El afán regulador de la Administración demócrata ha contrariado en numerosas ocasiones los intereses del sector, mientras que el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, promete relajar el control.
En el punto de mira de las Big Tech está Lina Khan, responsable de la Comisión Federal de Comercio (FTC, en sus siglas inglesas) y conocida defensora de la libre competencia. La histórica sentencia se conoce horas después de que las tecnológicas perdieran un billón de dólares en capitalización por el desplome de las bolsas.