Donald Trump, que dejará la Casa Blanca el 20 de enero, pasa a la historia como el único presidente estadunidense que ha sufrido dos veces la infamia de un juicio político.
La Constitución de Estados Unidos establece que el Congreso puede destituir al presidente (o vicepresidente, o jueces federales...) por "traición, corrupción u otros delitos y faltas graves".
El procedimiento se desarrolla en dos etapas.
Primero, la Cámara de Representantes vota, por mayoría simple (218 votos en 435), los artículos de acusación que detallan los cargos contra el presidente: esto se llama "impeachment" en inglés.
La resolución bajo consideración el miércoles prevé un solo cargo: "incitación a la insurrección", y está motivada por el encendido discurso de Trump antes del asalto de sus partidarios al Capitolio el 6 de enero.
Si el presidente es formalmente acusado en la Cámara Baja, le corresponde al Senado organizar el juicio político.
Al final de los debates, los 100 senadores votan sobre la acusación. Se necesita una mayoría de dos tercios para aprobar una condena, en cuyo caso la destitución es automática y sin apelación. Si no se llega a los votos necesarios, el mandatario es absuelto.
Los senadores pueden votar después, con una mayoría simple, otras penas, como la prohibición de presentarse a un nuevo mandato.
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