Fue hace cuatro años que el mundo se enteró de la historia de Pony, la orangután que convirtieron en esclava sexual para satisfacer las necesidades de trabajadores agrícolas que visitaban el burdel en el que la tenían encadenada en una comunidad de Borneo, Indonesia.
Pony era depilada, maquillada y obligada a portar joyas y usar perfume. Según informa The Sun Online, fue separada de su mamá cuando era bebé y las depilaciones le causaban irritación y llagas en la piel hasta que la Autoridad Central de Conservación y Recursos Naturales de Kalimantan (BKSDA), en colaboración con la Fundación BOS supieron de los maltratos y la liberaron de la tortura.
Durante el operativo los aldeanos amenazaron con armas y cuchillos a los policías, pero no pudieron evitar su liberación. Recuperarse le costó 10 años pues temía acercarse a los hombres, así que en un principio la cuidaban únicamente mujeres. No obstante, hoy en día goza de buena salud y vive en un recinto del Centro de Rehabilitación Nyaru Menteng con otros siete orangutanes.
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