En la obra Julio César Chávez: La verdadera historia, libro biográfico del boxeador, revela en una de sus páginas que el púgil inhaló cocaína en el baño personal de Papa Juan Pablo II.
El suceso ocurrió durante un viaje que la leyenda del pugilismo nacional realizó por Europa luego de perder su invicto ante Frankie Randall en 1995.
Una vez que llegó a Roma, Chavez solicitó reunirse en privado con su santidad en el Vaticano, petición que fue aceptada por las autoridades del catolicismo, por lo que tuvo acceso a la recamara de Juan Pablo II, donde, según contó Rodolfo, su hermano, este consumió droga en el sanitario, no sin antes murmurar: “Discúlpame, Diosito, perdóname”.
“Mi hermano sacó de su pantalón un papel que envolvía cocaína, la distribuyó sobre el mármol del lavado para después inhalarlo, dejando completamente limpia el área del lavamanos. Julio jaló la palanca del excusado para que pensarán que entró al baño por otra cosa.
Finalmente, Chavez “volvió con Juan Pablo, le dijo que estaba orgulloso de la carrera que había hecho como boxeador y le dio su bendición”.
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