Después de que la variante Ómicron llegara a Corea del Sur, el país comenzó a detectar un número récord de infecciones por el virus y el gobierno decidió cambiar su estrategia para combatir las infecciones.
El jueves 3 de febrero, Corea del Sur comenzó a expandir su política de pruebas de SARS-CoV-2, según algunos informes, mientras el país vive en alta tensión debido al aumento de casos.
El país alcanzó recientemente 20.000 nuevas infecciones, cinco veces la cifra registrada a mediados de enero, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea.
Por ahora, Corea del Sur ha decidido centrarse en ampliar las pruebas del nuevo coronavirus para aplicar los medicamentos necesarios en las primeras etapas de la infección y evitar que las personas desarrollen síntomas graves.
En un principio, esta sección de Corea enfocó todos sus esfuerzos en la aplicación de las pruebas PCR, por ser consideradas las más seguras y precisas, pero debido a la alta cantidad de personal médico que éstas requieren, el país optó por el uso de test rápidos, mientras que las primeras se aplicarán solo en personas mayores de 60 años y con enfermedades preexistentes.