A grandes rasgos, muchas personas informadas entienden que el cambio climático está reduciendo la biodiversidad tropical y, por lo tanto, degradando la funcionalidad y los ecoservicios de los bosques tropicales. Sin embargo, ¿cuáles son los mecanismos específicos que merman estos bosques a largo plazo?
- En las laderas de la Amazonía peruana, se ha intentado realizar exactamente ese tipo de evaluación mediante un proyecto en curso de 20 años de investigación que observa con meticulosidad un estrecho transecto de selva tropical que se extiende desde las tierras bajas amazónicas, cerca del nivel del mar, hasta las tierras altas andinas por encima de los 3352 metros.
- El equipo internacional que lleva a cabo este trabajo, el Grupo de Investigación sobre Biodiversidad y Ecosistemas de los Andes, está observando con minuciosidad los cambios en más de mil especies de árboles, aves, ranas, serpientes y otros animales para determinar no sólo cuánto les afecta el cambio climático, sino también para dilucidar cómo funciona el proceso de cambio.
- Este tipo de investigación es fundamental para conservar la diversidad de la selva tropical, la capacidad de almacenamiento de carbono que ofrece y su ayuda en el mantenimiento de los patrones de precipitación regionales y mundiales de larga duración, vitales para la agricultura y otras necesidades de agua. Justin Catanoso, colaborador de Mongabay, viajó a Perú para observar el trabajo de ABERG.
Un trío de ecólogos tropicales —Miles Silman y William Farfan-Ríos, de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, y Ken Feeley, de la Universidad de Miami de Florida— han detallado en la investigación la espectacular diversidad de árboles encontrada en la Amazonía de una elevación a otra, y han obtenido nuevos conocimientos sobre los desafíos a los que se enfrentan las especies arbóreas cuando se ven obligadas a desplazarse a mayor altitud para combatir el calor.
Para entender la mecánica de la migración, los investigadores identificaron con minuciosidad 1 255 especies arbóreas a lo largo del transecto a partir de 2003, con cada árbol del ancho de una botella de vino o más ancho numerado y envuelto con una banda de expansión.
De esas especies, 450 siguen sin ser identificadas por la ciencia, lo que destaca lo mucho que aún se desconoce de la vasta biodiversidad de la Amazonía.