Los incendios se extienden a amplias zonas de Europa, en un verano marcado por las altas temperaturas, la escasez de precipitaciones y la sequía, fenómenos que en años pasados afectaban preferentemente al sur europeo en verano.
Los últimos datos del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS) señalan que Europa experimenta condiciones extremas y prolongadas de calor y sequedad y un aumento de emisiones de incendios forestales en el oeste de Francia y la península Ibérica.
El científico principal del CAMS, Mark Parrington, explica que los índices de peligro de incendio muy extremos que se han pronosticado para amplias zonas del sur de Europa significan que la escala y la intensidad de cualquier fuego pueden aumentar considerablemente, así como los impactos en la calidad del aire.
La situación de este año, particularmente singular en el Reino Unido, ha llevado al Gobierno británico a declarar este viernes oficialmente el estado de sequía en algunos zonas del suroeste, sur, centro y este de Inglaterra.
El anuncio permitirá a las empresas suministradoras de agua potable iniciar una serie de restricciones del recurso hídrico con el objetivo de conservar las reservas.
Tras la primera ola de calor de hace unas semanas, la Oficina de Meteorología (Met) declaró el jueves la alerta por calor extremo en Inglaterra y Gales, en la segunda ola de calor, que se prevé se prolongue hasta el domingo.
Una cifra que va en aumento porque desde el pasado sábado un incendio ha calcinado ya más de 10.000 hectáreas en el parque natural de Serra da Estrela, en el centro de Portugal y a escasos 50 kilómetros de la frontera con España.
La situación es preocupante ante el ascenso de temperaturas y la poca humedad relativa, que pueden reforzar la propagación del fuego, y para combatirlo los servicios portugueses se reforzarán con un avión anfibio Canadair español.