Un ejército de gatos callejeros gobierna una isla remota en el sur de Japón, refugiándose en casas abandonadas y paseando por las calles del pueblo de pescadores donde los felinos superan a los seres humanos por seis a uno.
La isla de Aoshima, a 30 minutos en ferri de la costa de la Prefectura de Ehime (Japón), había sido el hogar de 900 personas en 1945. Ahora gracias al turismo y a la pesca sus pocos habitantes subsisten.
Los animales fueron traídos a la isla para acabar con las plaga de ratones que invadían los barcos de pescadores.
Sin restaurantes, coches, tiendas, la isla de Aoshima se ha convertido en un paraíso turístico, especialmente para los amantes de los gatos.
Ahora, apenas 20 personas viven aún en la isla, y casi todos sus habitantes son pensionistas y el turismo es la principal fuente de ingresos.