La decisión de Rusia es una represalia estratégica contra la UE, aprovechando su poder como principal proveedor de gas natural a Europa, que antes de la guerra de Ucrania compraba.
El cierre del gasoducto que abastece a Polonia y Bulgaria desde Rusia ha levantado todas las alarmas en Europa, que busca urgentemente fuentes alternativas de energía con las que suplir el gas de Moscú.
La decisión de Rusia es una represalia estratégica contra la UE, aprovechando su poder como principal proveedor de gas natural a Europa, que antes de la guerra de Ucrania compraba alrededor del 40% de su gas a la compañía estatal rusa Gazprom.
Argelia, Nigeria, Tanzania y otros países de África también aparecen en el radar de muchas de las grandes petroleras con negocio en Europa que están tratando de cerrar acuerdos en el continente.
"Hasta el momento, los gigantes del petróleo y el gas BP, Shell, ExxonMobil y la noruega estatal Equinor han señalado su intención de abandonar Rusia, mientras que Total no realizará nuevas inversiones", afirman los expertos de la firma.
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