Las ballenas estaban con vida, pero ante la imposibilidad de devolverlas al agua la mayoría han sido sacrificadas, según el Departamento, citado por el portal de noticias neozelandés Stuff.
Los cuerpos de los cetáceos han sido abandonados en las playas para un proceso natural de descomposición.
La ONG de rescate de mamíferos marinos Proyecto Johan ha publicado en Facebook información sobre 215 ballenas varadas, pero reconoce también la imposibilidad de su rescate.
Las islas Chatham son escenario frecuente de muerte de ballenas varadas. En 1918 se registró el mayor evento de este tipo con unas 1.000 ballenas piloto muertas. En 2018 fueron 51 las ballenas piloto muertas tras encallar en la bahía de Hanson. Entonces una treintena pudieron volver al mar por sus propios medios.
En 2017 fueron unas 600 las que encallaron en Farewell Spit de la Isla Sur de Nueva Zelanda y el Ejército, los voluntarios y Proyecto Jonah lograron rescatar a unas 400.