Científicos de varias universidades de Estados Unidos, proponen un nuevo modelo para explicar por qué los agujeros negros incrementan su tamaño. La expansión del universo podría ser la clave.
Una de las predicciones más relevantes de la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein es la existencia de ondas de gravedad, de las que se tuvo evidencia empírica el 11 de febrero de 2016 gracias al Observatorio de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés), el cual está situado en dos áreas geográficas de Estados Unidos: en los estados de Luisiana y Washington.
Las ondas de gravedad u ondas gravitacionales se producen, entre otras razones, cuando dos o más cuerpos de gran masa, como por ejemplo un par de agujeros negros, colisionan y generan fuertes ondulaciones en la estructura del espacio-tiempo. Algo parecido a cuando tiramos una piedra a un lago y el choque entre la piedra y el agua genera una serie de ondas que van alejándose de su fuente para posteriormente dispersarse hasta que son detectadas.}
¿Pero cómo se forman este tipo de agujeros negros?
Los agujeros negros de masa estelar se forman cuando una estrella con una masa de treinta a setenta veces la masa del sol se convierte en supernova y entonces implosiona.
Ello significa que toda la materia de la que un astro estaba formado se concentra en un espacio muy pequeño, por lo tanto, el tejido del espacio-tiempo tiende a deformarse tan pronunciadamente, que impide que ni siquiera la luz, que viaja a 300,000 kilómetros por segundo, pueda escapar.
Y si ni siquiera la luz puede escapar de un agujero negro, ¿cómo hacen los científicos para saber que existen?
Gracias a las ondas de luz, los investigadores pueden determinar que el universo está plagado de miles de millones de estrellas porque estas ondas (las cuales son producidas por el núcleo incandescente de los astros) viajan de un punto a otro del cosmos y son fácilmente detectables mediante telescopios y radiotelescopios que se encuentran en la superficie de la Tierra; o en otros sitios tales como la órbita de nuestro planeta.
Por su parte, los agujeros negros, como no emiten ningún tipo de luz ni de radiación, solamente pueden ser detectados a través de las ondas de gravedad que generan. Cuando dos agujeros negros se fusionan emiten tanta energía en forma de ondas gravitatorias, que es relativamente fácil observar dichas ondas a través de instrumentos como los que posee el Observatorio LIGO.
Lo que plantea la investigación de The Astrophyisical Journal Letters.
Debido a que los científicos no podían explicar con absoluta certeza cómo es que los agujeros negros que se fusionan pueden incrementar su tamaño, resolvieron que lo mejor era crear modelos por computadora para llegar a una respuesta. Y a partir de dichos modelos han resuelto que el incremento inexplicable de masa en los agujeros negros es producto de cómo el universo se expande.
Y resolvieron la interrogante a partir del llamado acoplamiento cosmológico. Este acoplamiento hace referencia al hecho de que la luz, conforme el universo se expande, pierde energía. De ahí que las galaxias que se encuentran más alejadas de nosotros tengan un corrimiento hacia el rojo porque la luz que nos llega de ellas va perdiendo energía conforme se alejan.
Por el contrario, los agujeros negros ganarían energía conforme el universo se expande. Y, si ganan energía, entonces pueden incrementar también su tamaño.
Además, el nuevo modelo –aunque no es definitivo– sí es de gran relevancia porque no requiere de ningún cambio sobre nuestra comprensión actual con respecto a la formación, evolución y muerte estelar.