Mientras Estados Unidos exige a México reforzar su lucha antinarco, también es el principal proveedor de armas para traficantes de droga.
De las 201 mil pistolas, revólveres, rifles y escopetas que autoridades mexicanas han decomisado la última década, la mayor parte fue fabricada en EU o importada de manera legal a ese país.
Estas armas de fuego se venden desde miles de establecimientos ubicados en las ciudades fronterizas de San Diego, Laredo, McAllen y El Paso, escenario de una reciente masacre contra hispanos que dejó 22 muertos.
Ese arsenal es el mismo que el crimen organizado usa en su disputa contra otros grupos delictivos y también contra las autoridades, lo que ha causado la mayor parte de las más de 250 mil muertes violentas ocurridas en los últimos 13 años en México.
Entre 2008 y 2018, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) recibió 201 mil 396 armas de fuego que autoridades mexicanas decomisaron en distintos ilícitos y le enviaron para análisis y cotejo.
De ese total, 140 mil 185, es decir el 70%, son de manufactura estadunidense o fueron importadas desde ese país vía un permiso federal.