Las fiestas de fin de año han llegado a su fin, y con ellas todo tipo de experiencias familiares que ahora son recuerdo. Los buenos deseos que acompañaron estas fechas perduran y en nosotros está el hacer de ellos un compromiso o promesa para el futuro.
Las tradiciones que acompañan las doce campanadas como las uvas, los calzones de color rojo o amarillo, la barrida de la puerta de la casa, las monedas en los bolsillos y el paseo por la calle con las maletas.
Es muy divertido seguir la tradición y más si con cada una de estas actividades mencionadas anteriormente existe el deseo firme de cumplir con ellas.
Hablemos pues del paseo de la maleta por la calle y lo que esto simboliza.
Se dice que cuando preparamos una maleta en fin de año y la sacamos a la calle justo después de las 12 campanadas, deseamos que el año que llega nos favorezca con viajes. No importa si son nacionales o foráneos, lo importante es salir de nuestra ciudad y pasar unos días lejos.
Este sentimiento de prosperidad y aventura se refuerza y procuramos hacer el compromiso con nosotros mismos pensando que un viaje o varios durante el año son una recompensa a nuestro trabajo diario.
Todo mundo gusta de salir de la rutina y emprender una aventura por otros sitios. La clave es poder hacernos de recursos para solventar dicho viaje y que este no represente na carga onerosa a nuestro bolsillo.
Entonces solo resta ahorrar y buscar las mejores fechas para salir. Por otro lado podemos verlo como una inversión hacia nosotros y no como un gasto, ya que los viajes enriquecen. Nos traen nuevas experiencias y mejores momentos que recordaremos y compartiremos siempre.
Rupert H. Hogginns, famoso escritor británico asegura que cuando sales de viaje eres uno, pero a tu regreso ya eres alguien distinto. Nadie que entra en una tormenta sale de ella sin mojarse, así los viajes ya que aprendes invariablemente algo nuevo y eso te hace un ser más completo.