Se realizó la 177 representación de la Semana Santa de manera simbólica apegada a la tradición, con un número reducido de actores y con todas las medidas sanitarias para proteger la salud de todos.
Esta edición fue marcada por la pandemia de coronavirus, pero ni así la tradición se interrumpió.
En esta edición, solo participaron 80 actores monitoreados en su temperatura e higiene todo el tiempo.
No hubo nazarenos vistiendo de morado el cerro de la Estrella.
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La participación de los tradicionales caballos con los fariseos también fue escasa.
Jesús se presentó ante Poncio Pilatos luego ante Herodes y luego de regreso con Pilatos, quien se lavó las manos y finalmente cedió a las exigencias de que Jesus fuera crucificado.
Murió en la Cruz como cada año en Iztapalapa, en medio de la tradición y del fervor.