- El abordaje debe ser multidisciplinario, con promoción de ambientes saludables alimentación sana, actividad física, atención de trastornos afectivos y medicamentos.
- Personas que viven con obesidad y bajan entre 5 y 10 kilogramos, disminuyen riesgo de enfermedades como diabetes.
- Este 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad.
La obesidad es el incremento de peso no solo por la alimentación rica en grasas saturadas, azúcares, sales y carbohidratos; también influyen las condiciones sociales, el entorno en que vive la persona, su estilo de vida, el estado de su salud mental y la herencia genética, entre otros factores, destacaron las y los expertos.
Dijo que estas guías contemplan el impacto ambiental de alimentos y su asequibilidad; patrones de consumo; influencias socioculturales de la alimentación y pertinencia cultural; apartado para niñas, niños, mujeres embarazadas y lactantes; además de recomendaciones sobre consumo responsable de alcohol y activación física.
También señaló que el sistema alimentario mundial provee el sustento de siete mil 800 millones de personas, lo que ha contribuido a disminuir la pobreza extrema, inseguridad alimentaria y desnutrición.
Asimismo, indicó que en el tratamiento de la obesidad debe participar un equipo multidisciplinario que se enfoque en alimentación saludable, actividad física, trastornos afectivos, medicamentos e identificación y corrección de las barreras para lograr la adherencia terapéutica.
Las y los profesionales de la salud deben ser aliados del paciente y asesores continuos, y no solo ser prescriptores de acciones. Además, es indispensable que lleven a cabo actividades educativas, participativas y realistas. De esta forma, podrán empoderar a las personas para que tomen el control de su alimentación y salud.
Al respecto, la especialista del Instituto Nacional de Perinatología (Inper) “Isidro Espinosa de los Reyes”, Otillia Perichart, puntualizó que la obesidad se puede atender con terapia médica nutricional intensiva y con intervenciones conductuales basadas en automonitoreo, red de apoyo y prevención de recaídas.
Aclaró que los horarios de las comidas son imprescindibles para el control y prevención del sobrepeso y obesidad y, sobre todo, para evitar desórdenes metabólicos, diabetes e hipertensión.
Especificó que las estrategias dietéticas ayudan en la reducción de peso, siempre y cuando sean individualizadas, supervisadas, saludables, sostenibles y basadas en las preferencias, hábitos de consumo, cultura, nivel socioeconómico e interés de vida de cada paciente.
Detalló que cuando el cuerpo ya no tiene espacio para almacenar la grasa, ésta se vuelve ectópica y genera afectaciones en órganos como páncreas, riñones, hígado y músculos, lo que conlleva a enfermedades crónico degenerativas. Es muy difícil bajar de peso por todos los cambios biológicos en el organismo.
Aseguró que se relaciona con más de 200 padecimientos como diabetes, enfermedades cardiovasculares, 13 tipos de cáncer, reflujo, apnea obstructiva del sueño, artritis, trombosis, aumento de presión arterial y otras, resultado de las alteraciones que provoca el exceso de grasa corporal.
Presentó un estudio de seguimiento durante 20 años en un grupo de personas en Estados Unidos, el cual mostró que las personas con obesidad que bajan de cinco a 10 kilogramos disminuyen la posibilidad de desarrollar otras enfermedades asociadas, ya que mejora el funcionamiento de la actividad metabólica.
La especialista afirmó que los esfuerzos deben enfocarse en la prevención desde la niñez, mediante una buena estructura del sistema de salud para disminuir la posibilidad de padecerla en la edad adulta.
La presidenta de la Federación Mundial de Obesidad, Johanna Ralson, presentó un análisis hecho por este organismo en 10 países que demostró que nueve de cada 10 personas que perdieron la vida por COVID-19 tenían obesidad.