La expansión de las organizaciones criminales en México ha dejado a doctores y otros trabajadores de la salud atrapados en la violencia, y ha creado una grave escasez de médicos en zonas donde los peligros son más pronunciados.
En Tamaulipas, los médicos son secuestrados para atender a los criminales heridos en enfrentamientos. En Guerrero, grupos criminales cobran a las clínicas médicas una extorsión mensual. Y en Zacatecas, personal médico fue asesinado porque transportaron a miembros de un cártel enemigo a un hospital.
En general, el país no tiene escasez de médicos. Hay 2.4 doctores por cada mil residentes, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Eso es más que en la mayoría de los países en América Latina, y poco menos que en EUA, que tiene 2.6 doctores por cada mil habitantes.
Sin embargo, la creciente inseguridad junto con los bajos salarios han llevado a que los doctores y otros trabajadores de la salud renuncien a sus empleos, dejando posiciones sin llenar en clínicas desde Tamaulipas y Chihuahua hasta Chiapas y Oaxaca, según especialistas en salud.
El sueldo promedio para un médico general en México es equivalente a apenas 15 mil dólares al año (unos 300 mil pesos), y muchos doctores de grandes áreas metropolitanas ven pocos incentivos para arriesgar sus vidas ejerciendo en regiones asoladas por la violencia.
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