Más de la mitad de México se enfrenta actualmente a una sequía de moderada a grave, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en medio de un calor extremo que los científicos atribuyen al cambio climático.
En la extensa área metropolitana de Monterrey, donde viven unos 5.3 millones de personas, la sequía y los años de lluvias por debajo de la media han provocado una escasez de agua en toda la ciudad.
“Ya estamos en una crisis climática extrema“, dijo el gobernador de Nuevo León, Samuel García, en una conferencia de prensa la semana pasada. “Hoy lo estamos viviendo y sufriendo todos”, añadió.
La ciudad comenzó en junio a limitar el acceso al agua a seis horas al día, lo que obligó a las escuelas a ajustar horarios de clases y provocó compras de pánico de agua embotellada que vaciaron los anaqueles de los supermercados.
También crecen las protestas y el enojo de la población contra las empresas de refrescos y cerveza, cuyas concesiones federales les han permitido seguir extrayendo agua aunque los residentes se queden sin ella.
El gobierno estatal dice que está conservando el agua mediante la reparación de las fugas de las tuberías y la instalación de válvulas de presión, al tiempo que toma medidas enérgicas contra las granjas, empresas y los mataderos que son sorprendidos robando agua de ríos o de pozos clandestinos.
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