Así, Valdez Villarreal se movía como narcotraficante y de forma paralela era un informante, un topo, un canario, proporcionando información de los altos líderes del cártel de los Beltrán Leyva y sobre las rutas de trasiego de cocaína procedente de Colombia.
Valdez Villarreal aseguró que las autoridades de Estados Unidos querían mandar una señal a los capos mexicanos de que estaban dispuestos a cooperar para poner fin a la violencia y la guerra entre grupos criminales.
Aseguró que a través de su historia, trataban de "enviar un mensaje a la gente en los cárteles mexicanos y todo eso, quiero decir, es cierto, y también pueden enviar el mensaje de que el gobierno quiere cooperar, para que puedan detener todo esto, las drogas y los asesinatos allá en México".