No hay duda que una serie de sequías ocurrieron en la Península de Yucatán en el sur de México y el norte de Centroamérica a finales del siglo IX. En este sentido, un suceso clave fue cuando las ciudades mayas misteriosamente comenzaron a despoblarse. Ello, debido a una creencia de que los mayas dependían principalmente del maíz, frijoles y calabaza, alimentos sensibles a la sequía, ocasionando la inanición.
Sin embargo, recientemente la Universidad de California (UC), en Estados Unidos contrapuso esta teoría al afirmar que ante la gran variedad de alimentos disponibles, la inanición fue poco probable. De acuerdo con el estudio publicado en la Academia Nacional de Ciencias, los mayas tenían a su disposición casi 500 plantas comestibles y varias especies eran resistentes a la sequía.
El autor del proyecto, Scott Fedick, arqueólogo de la UC Riverside, declaró: "Incluso en la situación más extrema de sequía, existen en la región más de 59 especies de plantas comestibles". En este sentido, los mayas pudieron haber recurrido a incluir en su dieta la yuca, una raíz comestible y corazones de palma.
Otros productos de origen vegetal pudieron haber sido la chaya, un arbusto domesticado por los mayas, ya que sus hojas son ricas en proteínas, hierro, potasio y calcio. Según Fedick, estos alimentos son ricos en carbohidratos y proteínas, además los mayas tenían un amplio conocimiento de la botánica y herbácea.
Para encontrar estos resultados, el grupo de expertos analizó más de 497 plantas de la región y las clasificó por su nivel de resistencia a las sequías. Una de las razones por la cual el proyecto fue desafiante es porque examinaron la flora dietética de toda una civilización.
Aunque los investigadores no tienen una respuesta clara sobre por qué la antigua sociedad maya se deshizo, sospechan que la agitación social y económica jugó un papel importante. "Una cosa es clara, la explicación demasiado simplista de una sequía que condujo a la sociedad maya al colapso probablemente no sea cierta". expresó Fedick.
Los científicos afirman que la investigación es un llamado a explotar una variedad de plantas para sobrevivir a una sequía, pero sobre todo, al cambio climático. Los grandes cambios en el medio ambiente están impulsando a encontrar nuevas alternativas de alimentos y mantener una diversidad de cultivos resistentes.
Por lo tanto, incluir nuevas especies de plantas comestibles a la dieta de las sociedades actuales puede ser un factor clave ante las adversidades climáticas, como las acontenidas en la cultura Maya. Aunado a ello, productos orgánicos y de origen natural también podrían ser la alternativa ideal para enfrentar enfermedades no transmisibles, por ejemplo, diabetes, hipertensión, obesidad o enfermedades cardiovasculares.