Buenos días. Con su permiso, señor Presidente.
El Tren Maya es un proyecto prioritario del Gobierno de México que impulsa el desarrollo nacional y el bienestar del pueblo.
La ruta se compone de mil 554 kilómetros a lo largo de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Se encuentra dividida en siete tramos en los que trabajan cinco consorcios, así como la Secretaría de la Defensa Nacional.
Para su conectividad y promoción del sureste, contará con 20 estaciones y 14 paraderos. La obra será inaugurada en diciembre de 2023.
El servicio para turistas, pasajeros locales y carga se ofrecerá en trenes modernos que se construyen en México, en Ciudad Sahagún, estado de Hidalgo, especificamente en la fábrica de las empresas Alstom y Alstom Bombardier, ubicada en Ciudad Sahagún, del estado de Hidalgo.
Hoy acompañaremos al presidente a hacer un recorrido, en este encuentro vamos a refrendar los lazos y los compromisos en los tiempos de la construcción de los trenes.
Para reducir las emisiones contaminantes, los trenes serán híbridos, es decir, que podrán usar diésel y energía eléctrica.
Para ello, en 700 kilómetros de vía entre Mérida y Chetumal serán electrificados. Y se van a crear las condiciones para que posteriormente la vía sea electrificada en su totalidad.
Para el año 2030 se estima la mitigación de 392 mil toneladas de dióxido de carbono por el uso del tren en lugar de los automotores.
Aprovecho para mencionar que a lo largo de la vía se tiene programada la construcción de más de 260 pasos de fauna. El Tren Maya será el proyecto de infraestructura en México que utilice más pasos de fauna.
A partir del diálogo y los acuerdos, ya se cuenta con el derecho de vía de los mil 554 kilómetros de los siete tramos.
Esto ha implicado la realización de 380 asambleas ejidales, con la participación de casi 40 mil ejidatarios. Y se han sostenido acuerdos con más de dos mil 700 propietarios indviduales de predios. La gente apoya al Tren y acepta participar dando el paso de vía.
Pero el respaldo al Tren Maya se ha manifestado desde siempre, pues antes de iniciar el proyecto se llevó a cabo una consulta abierta con la participación de más de cien mil personas, de las cuales 93 por ciento se pronunció a favor de la obra.
También se realizó una consulta indígena con presencia de mil 78 localidades del sureste. A través de 30 asambleas, personas de los pueblos maya, chol, tzeltal y tzotzil fueron informadas sobre el proyecto y pudieron expresarse y opinar sobre la obra. La aceptación fue prácticamente absoluta.
A diferencia del pasado, el Tren Maya se construye con diálogo, sin imposiciones y sin despojos, porque se tiene pleno respeto a los derechos de los pueblos.
Por otra parte, la obra se realiza con inversión pública, sin endeudamiento ni corrupción. Así, de enero a abril se ejercieron 36 mil 820 millones de pesos para el proyecto.
Hasta ahora, ya se han generado más de 109 mil empleos por la obra, que es ya la principal generadora de empleos en el sureste mexicano.
A esta crifra se sumarán los 11 mil 500 empleos que se abrirán por la fabricación de los trenes y por las fuentes de trabajo que continuará generando la propia obra.
El Tren Maya es desarrollo con justicia. Por ello se aplica un Proyecto Integral de Desarrollo que llevará a las comunidades por donde pase el tren acciones de educación, salud, vivienda.
Aquí quiero hacer un paréntesis, son más de 600 viviendas que se van a construir a lo largo de los mil 554 kilómetros, familias que vivían al margen, en el derecho de vía de la antigua línea del tren o sobre la vía de las carreteras, se van a relocalizar.
Se llevará salud, vivienda, infraestructura, la cultura, el deporte, la conectividad, el Internet y el desarrollo económico.
Es cuanto Presidente.
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