Debido a la pandemia de Covid-19 la economía de los países alrededor del mundo han enfrentado numerosos retos financieros. En México, de 4.9 millones de pequeñas y medianas empresas (pymes), sólo 3.9 millones sobrevivieron al 2020, según el Estudio de la Demografía de los Negocios (EDN). Para sobrevivir como negocio es clave conocer las opciones de financiamiento existentes, entre las que destaca el factoraje, como alternativa a los créditos tradicionales. De cara a los cambios recientes en la economía, voces expertas discuten sobre el panorama futuro del factoraje financiero en México.
El factoraje es un tipo de financiamiento donde una empresa vende sus facturas por cobrar a un tercero, como una entidad bancaria o financiera. El motivo principal para recurrir a esta venta de facturas por cobrar es satisfacer la necesidad inmediata de efectivo. De esta forma, la empresa que recurre al factoraje puede contar con un flujo de efectivo rápido, mientras la institución financiera quien adquiere las facturas es quien espera por el pago pendiente.
Pilar Turanzas, presidenta del consejo de Asociación Mexicana de Factoraje Financiero y Actividades Similares (Amefac), platicó en exclusiva con NotiPress sobre este tema. Sobre la situación del factoraje durante la pandemia, aseguró que los montos operados por la Amefac fueron de 182 mil millones de pesos, con un apoyo a casi 19 mil proveedores. Aunque aún no se cuenta con la totalidad de las cifras de 2021, Turanzas pronostica una caída del 30% al 35% del uso del factoraje financiero. Sin embargo, asegura, esto se debe al carácter cíclico del factoraje y, además, esto apunta a un repunte de la economía del país, porque las empresas ya son capaces de liquidar sus cuentas por pagar sin ayuda de un instrumento financiero.
La adopción de facturas y firmas electrónicas en México supuso un avance relevante para el sector, sobre todo ante la adopción digital acelerada durante la pandemia, considera Turanzas. Esta idea la respalda ioFacturo, una compañía de facturación electrónica, que asegura, la acogida de estas tecnologías impulsa la competitividad de los países donde se implementan. Según la empresa, la implementación de la facturación electrónica en Perú llegó a triplicar en 6 meses el financiamiento de pymes gracias a la reducción en la colocación de créditos.
Respecto a las oportunidades futuras, Turanzas señala la oportunidad de impulsar el factoraje en alianza con el sector fintech y aprovechar sus tecnologías para ofrecer dicho tipo de financiamiento. Además apunta a la importancia de llevar el conocimiento de este tipo de herramientas a un sector cada vez más grande, como uno de los objetivos presentes de la Amefac. En cuanto a los desafíos pendientes también se encuentra el asegurar la protección de la información, particularmente en este contexto de adopción digital acelerada.
Como alternativa a los créditos tradicionales, el factoraje podría ser de gran utilidad para las empresas o negocios que necesiten un flujo de efectivo rápido en las condiciones económicas pospandemia. Para las instituciones bancarias dedicadas al factoraje en México queda el reto de mejorar sus mecanismos de comunicación para dar a conocer las ventajas de este instrumento financiero. Además, de la mano de las fintech, existe la posibilidad de aprovechar los avances tecnológicos para ofrecer un mejor servicio a sus clientes.