Astilleros de Vigo: PEMEX recupera inversión

Una turbia historia de la adquisición de empresas en quiebra y con líos legales

Después de tres años de litigios, México recuperó el valor de las acciones que había comprado de los astilleros de Vigo, España, rescatando a la vez el valor de los trabajos que realizó, por lo que “Pemex no perdió”, de acuerdo a lo expuesto por Octavio Romero Oropeza, director general de Petróleos Mexicanos.

En varias ocasiones el presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en revisar todos los casos de las operaciones fraudulentas realizadas en las administraciones pasadas. Como lo señaló en febrero del 2020, su gobierno busca “limpiar de corrupción todo, sin incumplir con nuestras responsabilidades.

Pero si hay evidencias de fraude actuar, no ser tapaderas, en eso estamos”. En relación al complejo y escándalo asunto de los astilleros españoles Romero Oropeza explicó los litigios por la fallida inversión en Galicia.

Resulta que los astilleros estaban en quiebra, y fueron adquiridos a sobreprecio durante el paso de Emilio Lozoya Austin, por la dirección de la empresa productiva del estado La decisión fue que Pemex “le invirtiera a ese astillero, compró el 51 por ciento de las acciones para echarlo a andar; y como eso no era suficiente, Pemex le encargó la construcción de un barco muy grande, un flotel para más de 600 personas y les dio trabajo.

Esto permitió que los astilleros de Vigo agarraran vida y empezaran a trabajar”, señaló el titular de la petrolera mexicana.

Conforme a lo expresado por Romero Oropeza, Pemex nunca recibió un solo centavo por esta inversión y “estos señores que administraban los astilleros de Vigo, porque a pesar de que Pemex tenía la mayoría de las acciones, se les cedió a ellos la administración, metieron en problemas a la empresa y prácticamente la quebraron, pretendían pagarnos las acciones que habíamos comprado nosotros en un dólar, y que perdiéramos la cantidad que habíamos puesto como respaldo a los trabajos que hacían los astilleros de Vigo, y que era una cantidad superior a lo que nos habían costado las acciones”, por lo que se estableció un litigio legal.

El resultado de este litigio es que “recuperamos el valor de las acciones que habíamos comprado, recuperamos el dinero que teníamos como respaldo de los trabajos, Pemex no perdió ningún centavo, y hoy día está finiquitado ese asunto”.

SALVANDO EMPRESAS ESPAÑOLAS EN CRISIS

En 2012, la crisis económica arrasaba empresas en la región de Galicia, sobre todo en el área de los astilleros en Vigo, pero el anuncio del presidente de la Xunta (Junta, en catalán), Alberto Núñez Feijó, de un “acuerdo estratégico” después de meses de negociaciones con representantes del entonces Gobierno de México y ejecutivos de Pemex, para que la petrolera mexicana construyera barcos en los astilleros público Navantia y en Barreras, con capital privado.

Según Núñez Feijó, quien enfrentaba las elecciones autonómicas para el gobierno de la localidad en esos días, esta millonaria inversión mexicana, eran “las primeras gotas de una lluvia salvadora de contratos que empaparía todo el sector, sobre todo a Barreras”, al que se salvaba de la quiebra inminente, por mala administración de la misma compañía.

De acuerdo con información difundida por Pemex en noviembre de 2013, la firma de este convenio representaba un esfuerzo conjunto encaminado a la reactivación de la industria naval en España, lo que permitiría, además, desarrollar capacidades en el mediano plazo para la construcción de buques especializados en México, cosa que nunca se hizo realidad.

Después de aquel convenio de 2012, luego que Núñez Feijó había negociado con Felipe Calderón y se había concretado con Peña Nieto, Pemex adquirió el 51 por ciento de las acciones del astillero Barreras por cinco millones de euros, nombrando como presiente del consejo de administración a José García Costas, a pesar de haber formado parte de la administración que había llevado casi a la quiebra a aquella empresa naval.

INVERSIÓN ANUNCIADA CON BOMBO Y PLATILLOS

Y la historia de los enredos y complicidades siguió. PMI, filial de Petróleos Mexicanos, firmó el contrato de inversión para la compra de 51 por ciento de la tenencia accionaria del astillero español Hijos de J. Barreras, S.A (Astillero Barreras). Esto lo dio a conocer la paraestatal a través de un comunicado en aquel lejano 2013.

“La firma de este contrato es un esfuerzo conjunto encaminado a la reactivación de la industria naval en España, lo que permitirá además desarrollar capacidades en el mediano plazo para la construcción de buques especializados en México, capitalizando así el desarrollo tecnológico del sector naval gallego en la industria petrolera, entre otras”, indicaba el comunicado oficial.

Asimismo, continuaba el anuncio, dicho contrato reforzaba el contrato de colaboración firmado entre Pemex y la Xunta de Galicia en mayo de 2012, cuyo propósito –decía- era establecer una alianza estratégica en materia de construcción naval.

Asimismo, señalaba que “PMI participa, junto con Astillero Barreras y el astillero público Navantia, en la licitación pública internacional convocada por Pemex Exploración y Producción para la contratación de los servicios de alimentación y hotelería con el apoyo de dos floteles”, de los cuales sólo se entregó uno.

El grupo PMI es un conjunto de empresas dedicadas a realizar actividades comerciales en el mercado internacional de petróleo crudo, productos petrolíferos y petroquímicos, con operaciones en más de 20 países. Entre sus objetivos está también el desarrollo de proyectos estratégicos, tales como construcción de infraestructura y alianzas con otros participantes de la industria.

Todo indica que PMI – creada en 1989- fue utilizada por los gobiernos anteriores para una serie actividades sin supervisión. Cabe señalar, resaltaba el comunicado de Pemex, “que el Astillero Barreras fue fundado en 1892 y situado en Vigo, está dedicado fundamentalmente a la construcción de grandes buques, principalmente Ro-Ro, ferries y offshore, entre otros.

En la vanguardia de la innovación y las nuevas tecnologías, el astillero Barreras cuenta con altos niveles de calidad y prestigio, afianzado como un referente dentro de la construcción naval en Europa”, lo que no informaban es que dicha empresa de capital privado estaba a punto de la quiebra.

EMPRESAS DE PAPEL Y GRANDES INVERSIONES

Durante sexenios anteriores, la Dirección de Pemex a través de su filial PMI, operaba empresas filiales, o de papel, las cuales no daban informes ni rendían cuentas al fisco mexicano, las que se manejaban discrecionalmente, para realizar transacciones como el de las compras fraudulentas de las plantas chatarra de fertilizantes, y la inversión de los astilleros en Vigo, los cuales tuvieron como base España.

Desde finales de la administración de Enrique Peña Nieto, surgieron versiones e informes, de que esta inversión había resultado un desastre para Pemex, ya que se hablaba de una pérdida de 50 millones de euros, y a pesar de los “acuerdos” firmados, los trabajos prometidos nunca llegaron y solo se construyó un flotel (buque-hotel para trabajadores de plataformas petroleras) en el astillero de Vigo y otro en Navantia Ferrol, pero de los 14 remolcadores anunciados no se supo nada, así como la base que Emilio Lozoya Austin, había anunciado como proyecto en el puerto exterior de la Coruña, quedó tan sólo en promesas sin cumplir.

Con la llegada al poder de López Obrador, se ordenó indagar a fondo a PMI, por sus numerosas inversiones en compañías ‘offshore’ establecidas en paraísos fiscales. Ya en los estertores de su gobierno, Peña Nieto había ordenado a Pemex que liquidara al menos 40 de las compañías creadas por el grupo a través de una estructura mercantil privada, muchas de ellas sin oficinas ni empleados, que manejaban los ingresos por exportación de crudo sin control alguno por parte del Congreso de la Unión a través de la Auditoría Superior de la Federación, o la Secretaría de Hacienda.

EL PRINCIPIO DEL FIN

Ante el cambio de régimen gubernamental, la todavía administración de Enrique Peña Nieto, intentó una misteriosa devolución de las acciones de los astilleros, ya que se trató de vender a sus socios minoritarios el 51 por ciento de la compañía “a bajo precio” en el mes de noviembre del 2018, aprovechando el momento de transición en México.

La acción, a toda luces desesperada, se concertó para ser ejecutada en un plazo de 30 días, pero el equipo del entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, encabezado por el actual director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, ordenó detener la “sospechosa” operación, para luego, ya en el poder, iniciar una auditoría a fondo, que incluía escudriñar los “negocios” realizados por PMI, brazo inversor de Pemex en el extranjero, creado en 1989, con sede en Holanda en aquel entonces, y que fue el encargado de ejecutar la inversión de los astilleros Barreras, a través de PMI Holdings BV.

En mayo del 2020, la misma PMI Holdings B.V., transfirió a Cruise Yacht Yard los derechos económicos que poseía sobre el astillero a cambio de 5.1 millones de dólares, lo que le dejó una ganancia de 833 millones de pesos, “PMI ya no controla a HJ Barreras y ya no se consolida en nuestros estados financieros consolidados al 31 de mayo de 2020”, informó en un reporte enviado por Pemex a la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés).