El efecto de la cuesta de enero de 2022 será muy dispar entre las personas con los menores ingresos y el resto de la población, la cual también se enfrenta a la mayor inflación en 20 años sin que los incrementos del salario sean equiparables para hacer frente al encarecimiento generalizado de precios.
De acuerdo con Ramsé Gutiérrez, codirector de Inversiones Franklin Templeton México, la presión por aumentar el salario mínimo en 22 por ciento para 2022 no sólo es el mayor aumento porcentual que se haya tenido en los pasados 30 años, también es el segundo mayor relativo a la inflación o en términos reales.
Para 2022 se estima que este aumento impactará los salarios de 6 millones de trabajadores prácticamente a un tercio de quienes se ocupan en la formalidad. Y, aunque ayuda a las clases económicas menos favorecidas, promoviendo el consumo o aumentando la demanda de bienes y servicios, también podría retrasar la disminución esperada de la inflación anual para el próximo año.
Por otra parte, precisó Gutiérrez, el grueso de la población, entre ellos la clase media, no gozará de aumentos salariales similares, pues las revisiones de sueldos de los trabajadores formales privados tienen un fuerte desligue respecto a los incrementos del minisalario.
Los aumentos han estado por debajo de la inflación en siete de los 11 meses anteriores, lapso de tiempo sólo superado en 2009 y en 2017, ambos años con un importante alza de precios en México.
Incluso en noviembre se registró la tercera peor caída en los salarios generales desde 2000, con una baja de 2.14 por ciento; lo cual refleja que el aumento del salario base no ha impactado los salarios del grueso de la población, aunque ésta sí sufre el encarecimiento de los bienes y servicios.