Cristina, originaria de la sierra madre de Chiapas, se vio obligada a desertar de sus aspiraciones como alumna de nuevo ingreso en la Escuela Normal Rural Mactumatzá.
La joven sufrió una “novatada”, en la que la obligaron a realizar trabajos forzados, sin comer y sin tomar agua.
La gota que derramó el vaso fue cuando su GARGANTA SUFRIÓ UN SANGRADO por el ensayo de 3 horas consecutivas de gritos de consignas contra el “mal gobierno”.
La alumna, quien en su desesperación llamó a sus padres y luego a su tío de nombre Roger, explica que todos los alumnos tenían una hora para el aseo personal y por lo tanto tenían que distribuirse el tiempo.
Tres horas de trabajos de cultivos, 3 horas de audiovisual en donde solo ensayaban consignas contra el gobierno, 3 horas de danza, un rato para el comedor donde solo ingerían arroz.