En el México prehispánico los ancianos eran muy respetados tanto por los mexicas como por los mayas. A ellos se les encomendaba la realización de varias ceremonias religiosas. Sus consejos se tomaban en cuenta para organizar a la familia, para tomar decisiones de guerra y en la imposición de sanciones.
Hoy en día no necesariamente sucede esto y en muchos países o localidades la condición de vida de un adulto mayor se torna difícil debido a pérdida de oportunidades de trabajo, actividad social y en el peor de los casos son excluidos o rechazados, afortunadamente este no es el caso de Doña Manuelita, quien es originaria del estado de Yucatán.
La abuelita de 97 años, no conocía el mar, pues nunca había tenido la oportunidad de viajar a la playa.
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Por lo cual uno de sus seres queridos, le otorgo esta maravillosa experiencia, llevándola a la playa, para que cumpliera uno de sus sueños.