según lo señala el estudio “El efecto protector del consumo de maní, nuez y almendra en el desarrollo del cáncer de mama”, publicado en el Centro Nacional de Información Biotecnológica.
De acuerdo con los resultados del estudio, el alto consumo de este tipo de semillas redujo significativamente el riesgo de cáncer de mama de dos a tres veces y dicho efecto protector no se encontró con un consumo bajo o nulo.
Para el estudio se analizaron las características clínicas y cómo era el consumo de este tipo de semillas en 97 pacientes con cáncer de mama y a otras 104 personas quienes no padecían la enfermedad.
Mediante una prueba llamada análisis de Mantel-Haenszel, con un nivel de confianza de 95%, se midió la asociación entre el consumo de estos alimentos y el riesgo de cáncer de mama y los resultados fueron sumamente positivos.
Este efecto protector puede deberse a su alto contenido en grasas saludables (monoinsaturadas) y a la presencia de potentes antioxidantes como la vitamina E pues una ración de 25 gramos de almendras aporta el 42% de las ingestas diarias recomendadas de esta vitamina según datos de la Fundación Española de Nutrición.
Este antioxidante protege a las células contra la acción de los radicales libres y el estrés oxidativo, lo cual disminuye el riesgo de que sufran mutaciones cancerígenas.
Por otro lado, las almendras también aportan varias de las vitaminas que forman parte del complejo B, tales como la riboflavina, tiamina, niacina y folatos.
Otros beneficios de las almendras son que mejoran el sistema circulatorio, previene el estreñimiento, protegen a la piel contra el envejecimiento prematuro, ayudan a mejorar la concentración y mejoran la salud digestiva.