Dijo María Félix:
"Si tú quieres dejar a un hombre, investígalo. Pero si no lo quieres dejar, no le busques, porque vas a encontrar".
Cada mañana, cuando Luis Martínez de Anda entra a la habitación de María Félix para darle los buenos días y correr las cortinas, se asombra del espacio sagrado de la heroína mexicana.
Las cortinas de seda tienen su rosa favorito, antigüedades, un cuadro de su última pareja, Antoine Tzapoff, las ventanas dan a un jardín de rosas y helechos y están bien iluminadas, con sábanas de lino y un cuadro en la pared. Carboncillo de Diego Rivera. El olor del lugar, dijo, era definitivamente el tipo de perfume que María usaba por Joy Jean Patou.
Hoy se cumplen 20 años de la muerte de “La Doña” en 2002, y también 108 años de su nacimiento, pues partió el mismo día de su nacimiento, dejando como heredero a su asistente Luis la casa de Polanco y la mansión de Cuernavaca, así como su 50% de los fondos en la cuenta bancaria.
En entrevista, el heredero recordó cómo llegó a trabajar a “La Doña” cuando tenía 18 años. Estaba de vacaciones de sus estudios de ingeniería en 1995 y su padre, que llevaba muchos años trabajando con Ernesto Alonso, gran amigo de María, le dijo que la actriz necesitaba un conductor temporal. Él se apuntó. “Sirve que conozco a La Doña”, pensó.
Aunque ella se rio de su edad y de que iba a parecer “kínder”, lo contrató. Desafortunadamente, un año después, el 24 de mayo de 1996, Enrique Álvarez Félix, hijo de "La Doña", murió de un infarto agudo al miocardio.
“He escuchado que ellos no se llevaban bien y que no se querían, pero no. Terriblemente sufrió la muerte de su hijo”, contó Luis.
En retrospectiva, Martínez sabe que María Félix lo preparó en muchos sentidos: le prestaba su biblioteca, lo instaba a tomar cursos de idiomas, le hablaba de arte y, sobre todo, lo capacitó para cuando ella faltara.
“Cuando (María) murió estaba en shock, sin saber que ya estaba preparado por ella, y hablé con el albacea: ‘si me pasa esto tomas el teléfono y le marcas al licenciado Javier Mondragón, él ya está preparado para todo esto’, me dijo”, recordó.
Curiosamente, también comprobó otra cosa que le advirtió: “Ahorita sí, todos Luisito aquí, Luisito allá, pero cuando ya no esté, nadie te va a tomar en cuenta”, y así fue hasta en el homenaje en Bellas Artes, cuenta. Poco después fue nombrado heredero de una gran fortuna, desatando un escándalo que afrontó con 25 años de edad, aproximadamente.