-La fama puede ser uno de los factores más añorados por los artistas; sin embargo, también puede convertirse en la causante de macabros crímenes.
Tal fue el caso de la pequeña Judith, quien comenzó a incursionar en el mundo de la publicidad en diversos anuncios, y posteriormente en el doblaje de películas animadas, como En busca del Valle Encantado, entre otras películas.
Pero no todo era magia y reflectores, pues su padre, Jószef Barsi, era un alcohólico y abusador que hacía de la vida de la pequeña un infierno.
La fama que alcanzó la su hija lo volvió más paranoico y controlador, pues las ganancias de Judith se habían convertido en el mayor sustento de la familia.
Tras una crisis en una audición, su madre decidió llevarla a terapia psicológica donde fue diagnosticada con claros signos de abuso, por lo que la madre tomó acciones legales en contra del padre. Sin embargo, nunca le dio continuidad al caso.
Cuando Judith se preparaba para viajar con la producción del largo metraje Tiburón, su padre la amenazó con cuchillo en mano, indicándole que si no volvía, le cortaría la garganta. En este momento la niña solo contaba con 10 años de edad.
Tras dos meses de filmaciones, un miércoles 25 de julio de 1988, las amenazas se hicieron reales, pues mientras la niña dormía en su cama, Jószef se acercó a su habitación y con un disparo en la cabeza acabó con la vida de la pequeña actriz.
La madre de Judith corrió con la misma suerte, pues en un arranque de ira descontrolado, el padre arremetió de la misma manera contra su esposa.
Aparentemente con la intención de borrar las evidencias, el sujeto le prendió fuego a los cuerpos, para posteriormente quitarse la vida en el garaje de la casa.
Los restos de la menor y su madre aún descansan en un cementerio de Los Ángeles a 32 años del aniversario luctuoso, mientras que la ubicación del cadáver de Joszef Barsi nunca se dio a conocer. El hermano mayor de Judith terminó siendo alcohólico y suicidándose en 1995.