Halle Bailey de cinco años que escuchaba las canciones de Billie Holiday -ojo con la aliteración- a oscuras en su cuarto no podía imaginarse que una década le separaba de su sueño de ser chica Disney. Primero en la pequeña pantalla, porque la grande se haría esperar un pelín más.
La actriz, cantante y compositora afroamericana siempre tuvo claro que quería dedicarse a la actuación. Su hermana mayor, Chloe Bailey, también. Como a las hermanas Williams -con un método menos próximo a la tiranía, esperamos-, su padre comenzó a enseñarles a escribir canciones a los 10 y ocho años, respectivamente.
El destino escribió entonces su primera página. Aquel tema llamó la atención de la artista, que las acabó apadrinando bajo su sello Parkwood Entertainment. Todo se precipitó a partir de entonces.