Comenzaba la década de los 70´s e influenciado por Dylan, Rodríguez tocaba en un sombrío bar llamado "La cloaca".
Lo hacía de espaldas al público por el pánico a mirar de frente la respuesta de éste. Un día, dos productores llegaron a ese bar y se quedaron maravillados. Le propusieron grabar un disco y Rodríguez aceptó. «Cold fact» fue su primer material pero no tuvo repercusión alguna.
UN NUEVO FRACASO
Pero Sixto Rodríguez tendría otro chance, el melancólico trovador de origen mexicano fue invitado a grabar un segundo disco; éste tampoco resultó y la disquera lo despidió. Sixto Díaz siguió removiendo cascajo, haciéndole al albañil y tocando sus rolas de doliente rebeldía en bares de mala muerte.
Entonces Rodríguez comenzó a escucharse en todas las casas de familias blancas donde había una o un joven blanco de pensamiento liberal. Presley, Dylan, Los Rolling se convirtieron en segundones para la juventud que luchaba por derrumbar el Apartheid.
Las canciones de Rodríguez eran himnos, su disco se multiplicaba por miles en aquel país. Mientras Rodríguez, ignorándolo todo, reconstruía casas y tocaba en bares de mala muerte.
LO CREÍAN MUERTO
El encuentro primero, vía telefónica, y después de manera personal, así como todo el proceso de búsqueda, lo cuenta el documental "Buscando a Sugar Man", que ganó un Oscar.
30 AÑOS DESPUÉS...Rodríguez fue invitado a una serie de conciertos en aquel país sudafricano. 30 años después, el cantante que fuera inspiración de lucha de la juventud sudafricana compartía sus rolas en vivo. El público, inflamado, feliz, disfrutaba.
Sugar Man, el hombre al que se le negó el sueño americano, era recibido como una estrella. "Gracias por mantenerme vivo", fue la frase reiterada en cada uno se sus conciertos.
El pasado martes 8 de agosto, Rodríguez soltó las cuerdas de su guitarra a los 81 años de edad.