Parece ser que Presley nació para ocupar el trono eternamente o así parece. Elvis Presley fue un joven que tenía un sueño, llegar a diferentes lados con su música. Sin embargo, el destino le tenía algo más grande.
En el año 1935 nació Elvis Aaron Presley dentro de una familia de bajos recursos en Tupelo, Misisipi, Estados Unidos sin saber que cambiará la historia de la música y de la cultura para siempre.
Dentro de la música siempre ha existido esa brecha, esa barrera racial que se vivió desde los inicios de la industria. Los negros vivían renegados y no podían mostrar del todo su talento. Sin embargo, Elvis se movía, bailaba y cantaba como negro, colocando decenas de canciones como éxitos con lo que logró romper ese muro racial.
Elvis Presley logró llegar a muchos países sin necesidad de redes sociales en ese entonces. Sus canciones eran cantadas en China, México, España, Francia, Islandia, Argentina obteniendo seguidores por todo el mundo.
Para demostrar este punto solo basta con buscar cualquier video en donde Elvis esté cantando ante un público. Cualquier mujer soñaba y fantaseaba con Presley. Desmayos, gritos y demás era lo que provocaba con su exótico baile y gran peinado.
Fue en 1973 cuando la carrera de Elvis comenzó a decaer. En sus presentaciones se notaba desorientado, con sobrepeso, olvidaba sus canciones y su conducta pasó a ser un gran problema.
Estas diversas situaciones le hicieron tomar sedantes, analgésicos y estimulantes lo que desencadenó problemas de peso, intestinales, hipertensión, entre otros muchos más. Y fue en 1977 cuando de un infarto al miocardio, Elvis dejaba conmocionado al mundo entero por su muerte. Con esto, su brillo no se apagó, al contrario, se convirtió en una leyenda.
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