Miguel Minoru lo supo desde que la vio. Poco más de un mes después le pidió matrimonio a Cristina, una voluntaria rusa de la FIFA, a la que conoció cuando viajó al Mundial para apoyar a México.
La incredulidad del amor a primera vista la desechó este hombre de 27 años el día que la conoció, cuando le pidió orientación entre las calles rusas, con nerviosismo por acercarse.
Me dijo que me acompañaba. La invité a comer, me dijo que no, pero su teléfono sí me lo dio. No hubo día que no nos viéramos o habláramos. Es difícil de explicar, sólo me enamoré”, confesó Minoru tras arribar a México. “Ella es de Ekaterimburgo. Fui al México contra Suecia y me llevó a conocer a su familia, como amigos. Allá son personas muy humildes, con cierta ingenuidad”.
El último partido del Tricolor, contra Brasil, no lo presenció. Prefirió estar con quien le robó el aliento, a quien tendría que dejar para volver a México. Pero la decisión estaba tomada y regresó por ella para entregarle el anillo de compromiso.
Al viajero e instagramer mexicano lo abandonan las palabras para explicar sus sentimientos, pero se aclaran los conceptos cuando explica que fue la visión de vida que tiene Cristina a sus 23 años lo que lo enamoró.
Los mexicanos fueron sensación durante la Copa del Mundo. “Allá en Rusia nos quieren, dicen que somos las personas más felices. Si te veían con la playera de México se querían tomar fotos, te abrazaban. Cristina me decía que es muy difícil ver a alguien de tes morena por allá, eso también les atrae”.
Sin embargo, el oportunismo, interés y más riesgos volaron por la cabeza de Miguel, principalmente por comentarios que no libraba. Incluso en su familia, al saber la noticia, desconfiaron.
"No soy tonto. Al principio pensé que sólo era emoción por haber conocido a alguien, pero con el paso del tiempo vi que era algo real. Cuando mi madre se enteró me dijo que tuviera cuidado, que no me fueran a sacar los órganos”, compartió entre risas y con la garganta lastimada por los cambios de clima en el viaje.