De acuerdo con el último censo del INEGI, 10% de nuestra población son indígenas y según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, cerca de 6 millones de mexicanos hablan alguna lengua de este tipo, no obstante, 40 de las 68 lenguas que se hablan en el país están a punto de desaparecer, puesto que cada vez son más los niños y jóvenes de las comunidades que tienen que abandonar su lengua originaria para comunicarse en castellano.
Con el objetivo de acercar a los niños de su comunidad a los cuentos en su lengua materna, Pedro Pérez Luna se convirtió en el primer traductor en lengua totonaca de la famosa obra literaria “El Principito”.
Pérez Luna es originario de la Sierra Norte de Puebla y desde pequeño se enfrentó a la discriminación que sufren los hablantes de idiomas indígenas en el país. Hijo de padres monolingües del totonaco, tuvo que aprender el español como segundo idioma ante las carencias de condiciones y materiales para estudiar, así como a la falta de oportunidades por el arraigo a su lengua materna.
“Tuve muchos problemas en la escuela por lo mismo de que yo no entendía las clases, en español me costaba mucho porque mi lengua materna siempre fue el totonaco. Me llamó la atención retomar el mundo de la lectura, acercarme a poder observar los libros, los textos, aunque no entendiera lo que significaba”.
Es así que, vislumbrando mejores condiciones y aportando nuevos materiales para los miembros de su comunidad, el ahora profesor de educación bilingüe decidió traducir la obra de Antoine de Saint-Exupéry a su lengua materna, el totonaca.
El libro fue presentado en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas 2019, sin embargo, el proceso no fue nada fácil, ya que entre las dificultades que se presentaron al traducir el trabajo, Pedro se encontró con la complejidad de transportar algunos términos del español a la lengua totonaco, como “desierto de Sahara” y “elefante”.
No obstante, bajo el título de Xa’púxku’ a’ktsú qa’wa’sa, el libro ya se ha presentado en Huehuetla (tierra originaria del traductor) y han sido repartidos ejemplares a niños y jóvenes que por primera vez han tenido la oportunidad de tener en sus manos una obra en su lengua.
“Ellos aprecian mucho al haberlo recibido, lo leen y dicen que es muy entendible; se divierten mucho porque el zorro, la naturaleza, el principito, todo el contexto se les ha hecho fácil y no tienen problema. Me siento satisfecho por haber hecho esta labor y llegar a los niños y gente adulta”.