Doña Juanita vivió en la calle Venustiano Carranza de la colonia El Águila. Vendía pastelitos fritos de carne, queso y crema. Con el sol o con lluvia, recorría las calles para situarse, por la tarde, en los portales de la avenida Madero, frente a la tienda de Cabal.
Morena, chaparrita, vivaz, llevaba la cabeza cubierta con un paliacate rojo, su mandil y su inseparable canasta de mimbre, ofreciendo: -¡Pastelitos de carne, queso y creeemaaa!
Ya anciana se cambió a vivir a la avenida Paseo de la Sierra, en uno de los cuartos de la famosa doña Concha la Espiritista.
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