En la localidad Pedregal de San Ángel en la Ciudad de México, Distrito Federal, el 17 de abril del año 2014, un jueves, el reloj marcó las 2:35 p. m y el lamentable fallecimiento de Gabriel García Márquez, un hombre que realzo el valor de las letras alrededor del mundo.
La gran trayectoria literaria y periodística de ‘Gabo’ ha sido merecedora de múltiples homenajes en memoria al desarrollo de sus habilidades en torno al uso de la palabra, los frutos que dejó el Macondo y el “realismo mágico”.
Señalan que a lo largo de sus 87 años las palabras fueron un amor inquebrantable, una pasión que nació en Aracataca – Magdalena y se instauró en Zipaquirá; la ‘Capital Salinera’ estructuró al escritor, y no solo lo forjó como un disciplinario intelectual, sino que también como poeta. Él mismo lo reconoce en su libro ‘Vivir para Contarla’, cuando dice: “Todo lo que aprendí se lo debo al bachillerato”, tanto así que en uno de sus libros hace referencia a sus mentores en Zipaquirá, escribiendo: “a mi profesor Carlos Julio Calderón Herminda, a quien se le metió esta vaina de que yo muera escritor”.