Arqueólogos mexicanos hallaron una cueva en las ruinas mayas de Chichén Itzá con unos 200 recipientes de cerámica casi intactos.
Las vasijas parecen remontarse a alrededor del año 1,000 d.C., informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La cueva fue “descubierta” hace unos tres años después de que residentes mayas locales les avisaron a los expertos de su existencia, dijo el arqueólogo Guillermo de Anda en conferencia de prensa.
Resulta que la caverna fue hallada, pero no explorada, por los habitantes hace unos 50 años.
En esa época le dijeron a un arqueólogo sobre su existencia, pero él ordenó que fuera sellada, tal vez para protegerla, y sólo emitió un breve informe que en esencia quedó olvidado en los archivos gubernamentales.
Guillermo de Anda también comentó que la cueva no ha sido saqueada y que acceder a ella fue muy difícil, pues tuvieron que introducirse por grietas de máximo 40 centímetros de circunferencia.
“En la cueva están creciendo estalagmitas lo cual no habla de un gran estado de preservación de la cueva. Si hubiera habido una alteración se notaría de inmediato. Es un lugar magnífico, algunas de las vasijas están fragmentadas y puede ser por efecto natural o a causa de un proceso de matado ritual”, explicó.
A la fecha los expertos han encontrado siete ofrendas con incensarios y vasijas que conservan restos carbonizados, alimentos, semillas, jade, concha y huesos que los antiguos mayas ofrendaban a sus dioses.
“Esto va a cambiar la noción que tenemos de Chichén Itzá porque nos dará respuestas muy concretas, sobre todo a cronologías cerámicas. La cueva ha sido explorada apenas en una tercera parte, lo que significa que estamos empezando y que viene el trabajo más duro”, añadió de Anda.
Debido a que Balamkú se trata de un verdadero tesoro de información, indicó que irán con mucha cautela y que recolectan el lodo porque éste también puede decir mucho.
“El acceso a la cueva está muy limitado, no hay más de cuatro personas al interior trabajando. Además, el oxígeno es muy escaso y cada vez es más difícil entrar para registrar todo. Sin embargo, es una gran suerte haber estado en este lugar porque significa una segunda oportunidad en la arqueología”, comentó.
Dada la gran cantidad y variedad de material cerámico que se ha documentado en las galerías no inundadas de la cueva, caso de los incensarios “tipo Tláloc” de mayor tamaño, se estima que podrían corresponder al Clásico Tardío (700-800 d.C.) y Clásico Terminal (800-1000 d.C). Los especialistas creen que el espacio fue utilizado al menos durante estos periodos.
Guillermo de Anda, también arqueólogo del proyecto GAM, precisó que la primera fase de la exploración incluye la creación de un modelo en 3D de la cueva y no se modificará en forma alguna el contexto dada la minuciosidad con que se hará el registro digital y el mapeo de todo el sistema cavernario.
Mencionó que el santuario subterráneo ha sido recorrido hasta 450 metros y la mayor parte del tiempo lo hicieron a pecho tierra.
Finalmente, dio a conocer que la cueva está siendo resguardada por el INAH en colaboración con los ejidatarios de la zona.
El financiamiento del proyecto está a cargo de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH, la National Geographic Society y la Universidad Estatal de California, se indicó en un comunicado.