Creadora en Yucatán del movimiento “Desbordada”, que se ha convertido en una oportunidad de encuentro cultural y revaloración del arte de bordar, Elena Martínez Bolio, fue seleccionada para participar en la VIII Bienal de Arte Textil Contemporáneo, que se realizará en Madrid, España, del 17 de septiembre al 3 de noviembre. “El huipil es el lienzo perfecto, elegante, para que la mujer lo porte y exprese su creatividad”, nos dice entusiasmada.
Fue escogida junto a seis artistas de México, cuatro en Gran Formato –que es donde ella participa- y dos en Pequeño Formato, para presentar el huipil en seda cruda, totalmente artesanal.
Lo que llevará Elena Martínez Bolio a la Bienal es una pieza realizada a lo largo de cuatro meses, puntada tras puntada, pero que sintetiza gran parte de lo su experiencia durante décadas. “Me siento –dice- como en un proceso de meditación”. En el lienzo ambienta escenas de una ciudad autosostenible y autosustentable, a partir de sus visitas y talleres a comunidades; se muestra colgado sobre una vara de mangle. “Espero hacer un papel que permita hablar sin palabras sobre el tema que propuso el jurado”. Para esta artista todo tiene sentido, no es una labor mecánica sino que está estrechamente vinculada a su vida, al entorno, a sus sueños y esperanzas: “En el huipil se representan el cuidado del agua, los detergentes, los cenotes, los rituales, el hecho de dormir en una hamaca ya es una acción sostenible –es un lecho realizado con recursos de la misma comunidad-, la roza y quema de los montes bajo la mirada de la cultura maya, el apiario –las abejas no son democráticas y todas trabajan-, el henequén, la milpa maya que de una planta de maíz se enraiza el frijol y la calabaza. También otras escenas que he visto y que he estado trabajando en mis visitas a comunidades, como los ejercicios en las áreas comunes, erradicar la vida sedentaria, que usan más la bicicleta y el tricitaxi.”
Cada acción, cada puntada, cada bordado, tiene una amplia explicación y un sentido:“También está el escobero, el leñador; muchos animales: el perro milpero, el cerdo, los pavos, las gallinas, gatos, perros caseros que cuidan la entrada de las chozas; están el abuelo, la abuela, los niños, las escuelas. Hay una escena que me enternece porque está una niña que mira detrás del árbol de jícara, como develando todo un conocimiento con sus libros abrazados. Hay escenas que son realmente para pensarse. El textil siempre nos ha contado cuentos, una iconografía, rescata las voces que se puedan perder. Es entonces cuando hago el dibujo con hilo, para volver la mirada a esas costumbres que las tenemos en nuestro patio, en nuestra milpa, en nuestro solar, en nuestro ADN’.