El tiempo sigue siendo un misterio, pero el tiempo todo lo devora. “Tempus Edax”, escribió Ovidio. Tiempo devorador. Así con acierto pero también como enigma, Héctor Alejandro Hernández, dio nombre a la exposición de su obra abierta el fin de semana en la galería Casa Alkimia, en la capital tabasqueña.
La inauguración estuvo a cargo Zuly Safina, Rogelio Urrusti, Pável Santa Rosa, Víctor Sámano y el autor Héctor Alejandro.
El expositor -que ha obtenido cuatro premios estatales de dibujo (el Fontanelly 2001 y 2002, y el Férido Castillo 2002 y 2003)-, señaló que la colección expuesta busca desarrollar el concepto de la vigilancia permanente a la que estamos sujetos; antes –dijo- era un Dios el que te observaba y generaba culpas, ahora los adelantos tecnológicos hacen que estemos bajo el escrutinio y el escarnio de millones de ojos.
Pero también puntualizó que su interés como artista es lograr que los espectadores dialoguen con la obra, que cada uno encuentre su propia interpretación. Lo que interesa –señaló- es comunicar, establecer una relación de ida y vuelta.
Por su parte Zuly Safina, directora de la galería Casa Alkimia, destacó que la obra del artista, que tiene en su haber más de 20 exposiciones colectivas e individuales, nos lleva a terrenos “del pensamiento íntimo y honesto”.
Los elementos principales del trabajo expuesto por Héctor Alejandro -dijo- tiene como elementos principales “el tiempo como un ente devorador del bien y el mal, asimismo el deseo y la culpa, la incertidumbre y el temor a quien observa y descubre”.
Héctor Alejandro –anotó Safina- nos recuerda que “el tiempo está ahí presente para devorar, constante y aterrador”; nos advierte que “nadie se salva del Tempus Edax”.
Para el periodista Víctor Sámano, la obra del joven dibujante nos remite a la pesadilla de George Orwell, un tiempo que ya ha llegado, en donde la mirada pública rompe la barrera de la intimidad y vulnera todo espacio de soledad y reflexión.
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