Conoce la obra del joven escultor tabasqueño Héctor de la Cruz

El camino de la escultura, combinado con la academia y sus pasos por las aulas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT)

El esfuerzo, gusto y dedicación que desde su infancia, Héctor de la Cruz Gutiérrez, le ha dedicado a la escultura, formaron a un joven estudiante más seguro para alcanzar sus metas personales y profesionales; con 22 años de edad, ha obtenido reconocimientos por esculpir esculturas anatómicas y ya emprende un proyecto alternativo e independiente, que nace con la intención de embelesar la figura humana, su anatomía y dismorfismos, y que llevan su firma.

El camino de la escultura, combinado con la academia y sus pasos por las aulas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), lo llevaron a obtener el primer lugar en el "XXII Concurso de Creatividad en Anatomía 2019" en el Festival de Ciencia y Arte del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la categoría de escultura con el trabajo "C’est la vie… c’est la mort…" (Es la vida… es la muerte).


Para hablar del proceso formativo de Héctor de la Cruz, su compañero de batallas universitarias y también médico cirujano, Carlos Eduardo Suárez Díaz, hace una descripción muy puntual que abre el panorama para entender de mejor manera la historia de vida del artista visual.


Refiere que desde temprana edad mostró interés por el dibujo y la pintura, y a pesar de nunca haber recibido una formación artística formal, experimentó con diferentes técnicas pictóricas de manera empírica; con esto desarrolló destrezas manuales que le fueron de utilidad cuando por interés propio practicó carpintería, y de esta forma en poco tiempo aprender a esculpir y modelar madera, barro, cerámica y otros materiales epóxicos.

Debido a la doctrina cristiana inculcada en el seno familiar, desde muy pequeño mostró fascinación y asombro por temas filosóficos y teológicos catafáticos y apofáticos; destaca por ello su interés por “la vida después de la muerte” y consecuentemente su afición por comprender las ciencias básicas y biológicas.

Emprende sus estudios en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, y por fines académicos descubre la oportunidad de replicar modelos anatómicos, aflorando su destreza y creatividad artística. Fue en ese momento cuando su trabajo se inclinó de manera más pronunciada hacia temas como la vida y la muerte, y algunos nuevos intereses descubiertos en la medicina, como la belleza de lo dismórfico y esperpéntico, y la constante afinidad del ser humano por evitar el dolor y la fragilidad.