El próximo 27 de febrero será la fiesta patria local, se celebrará la salida de la capital de Tabasco, de las tropas francotraidoras que se habían apoderado de la entidad. En la madrugada del 27 de febrero de 1864, las fuerzas que primeramente comandara el aventurero Eduardo González Arévalo y que días antes de que desalojaran San Juan Bautista estaban bajo las órdenes del general Manuel Díaz de la Vega, se embarcaron en el buque de guerra "Conservador", bautizado por los tabasqueños como "El Guaraguao", para nunca más volver.
Informado de lo anterior, el coronel Méndez ordenó que sus fuerzas tomaran en silencio y perfecto orden, las posiciones abandonadas por los conservadores; es decir, hizo suyo, como en otras ocasiones lo hemos manifestado, el refrán que dice: "Al enemigo que huye, puente de plata".
FUERZAS INTERVENCIONISTAS
Lo que conmemoramos en esta fecha, como líneas arriba dijimos, es la salida de las fuerzas intervencionistas, de la capital de Tabasco.
No se trata de ninguna batalla ni combate, ni ningún hecho de armas, puesto que en el episodio histórico que nos ocupa, no hubo balazos ni cosa por el estilo, ni siquiera se tronó una chinampina.
Son muchas las inexactitudes que se repiten con motivo de la lucha de los bravos tabasqueños contra los invasores de nuestra patria chica durante los años 1863-1864, y desafortunadamente, ha sido el propio gobierno del estado quien ha prohijado ciertas falacias, puesto que en los años cincuenta del siglo pasado, se llevaron a cabo durante dos o tres años consecutivos, los que se llamaron "simulacros de la gesta de febrero de 1864", en las que aparecía Méndez y sus tropas debidamente uniformados, luchando en las calles villahermosinas contra un grupo de zuavos, lo que a todas luces era más falso que una moneda de plomo de tres pesos.
Pero por dedicarle toda la atención a la salida de los francotraidores de la hoy Villahermosa, se olvida uno de los hechos más relevantes de la gesta heroica de 1864, la toma del fuerte El Principal, que se ubicaba en el sitio que ahora ocupa el llamado anexo del palacio de gobierno, hecho de armas que tuvo lugar el día 11 de febrero.
Esta acción armada en la que se distinguió el coronel Eusebio Castillo y los hombres a su mando, consistió en tomar a sangre y fuego el fuerte, desde el que los invasores materialmente cazaban a las huestes republicanas, que impedidas por la falta de pertrechos de guerra, no podían bombardearlo y destruirlo, sino que habían de proceder a tomarlo en situaciones desventajosas para ellos.
TERGIVERSAN LA HISTORIAOtra barbaridad que aumenta la tergiversación de la historia local, en lo que se refiere a lo que se conmemora este día, es el monumento al coronel Gregorio Méndez Magaña, vulgarmente conocido como "El caballito", que contiene una gran serie de inexactitudes o mejor dicho falacias, mismas que nos permitiremos enumerar a continuación: Primera, en la base del monumento hay una leyenda que textual, pero mentirosamente dice: "Batalla del 27 de Febrero de 1864".
Segunda, el coronel Méndez aparece luciendo uniforme de coronel de las fuerzas nacionales, es decir, del ejército mexicano, al que entonces no pertenecía.
Tercera, el coronel Méndez monta un caballo pura sangre. Cuarta, El coronel no lleva espuelas sino acicates. Quinta, Méndez aparece arrollando a un zuavo, miembro de las fuerzas mercenarias del norte de África, si no nos equivocamos, que peleaban al lado de los franceses intervencionistas. Sexta, usa como silla de montar un albardón.
LA VERDAD HISTÓRICASeguidamente explicaremos, por qué son falsos y están en contra de la verdad histórica los elementos del monumento que hemos enumerado: Primero, la leyenda que aparece en la base es de una falsedad abrumadora, puesto que como hemos dicho anteriormente, el 27 de Febrero de 1864, no hubo ninguna batalla, ni combate, ni siquiera una escaramuza o tiroteo. Segundo, el coronel Méndez no usaba uniforme militar, sino su ropa de civil, es decir, se consideraba y vestía como guerrillero, puesto que no era coronel del ejército regular, sino de la guardia nacional, nombramiento que le dio el vicegobernador de Tabasco en funciones de gobernador, Felipe de Jesús Serra.
Una visión de los coroneles Méndez y Sánchez Magallanes al frente de sus fuerzas mal vestidas y peor pertrechadas, nos la ofrece el licenciado Manuel Sánchez Mármol, quien fuera secretario de Méndez durante la guerra contra los francotraidores, en su novela histórica "Antón Pérez". Tercero, en aquella lejana época no había en el estado caballos pura sangre, sino únicamente de los llamados criollos, y de éstos era el que montaba el jefe de las fuerzas tabasqueñas. Cuarto, el coronel Méndez usaba espuelas de las llamadas de estrella, como todos los jinetes tabasqueños de todos los tiempos. Quinto, en Tabasco no hubo zuavos, soldados mercenarios del norte de África, si no nos equivocamos, que peleaban al lado de los franceses y reconocidos por su bravura; sí los hubo en la batalla del 5 de Mayo en Puebla, donde fueron derrotados por el batallón de valerosos indígenas zacapoaxtlas poblanos, que resultaron más fieros en la batalla que los famosos zuavos. Sexto, en lugar de albardón, el coronel Méndez usaba para montar, una silla con manzana, como todas las de por estos rumbos.