Los cánones estéticos que rigen nuestro comportamiento a la hora de pasar por chapa y pintura a un lado y otro del Atlántico, salvo excepciones, dicen que ya en los años 20 las flappers comenzaron a depilarse las piernas y bajo el brazo como elección estética. Más femenina, sensual y apetecible, la piel debía ser lo más lisa y limpia posible. La publicidad de esa época contiene referencias a cuchillas, sistemas de cera y otros inventos para ver desaparecer ese antiestético atributo. Porque es antiestético, ¿no?. Al menos, para la mayoría.
Seguro que has oído hablar del movimiento # freethepit y sus variantes, que defiende el lucimiento, tinte de colores mediante, del vello axilar en las redes sociales. A él se apuntaron varias famosas. Recordando esto recordé también las fechorías de Terry Richardson fotografiando de esa guisa a la cantante Miley Cyrus y la modelo Charlotte Free. Ambas defendieron y defienden el no-rasurado por cuestiones ideológicas.
Varios estudios se han llevado a cabo con el fin de demostrar el impacto social que puede tener para una chica dejar de depilarse, uno de los más serios y mejor comunicado es el llevado a cabo por Breanne Fahs, profesora asociada de estudios sobre mujer y géneros, en la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) y especializada en estudiar la sexualidad femenina, el feminismo radical, y el activismo político de la mujer. En su clase, varias alumnas se sometieron a un experimento durante el transcurso de un seminario llamado Salud y Mujer, impartido por la propia Fahs. Varias de ellas contaban que, durante el tiempo que duró el experimento, consistente en dejar de depilarse piernas y axilas, no querían ni salir de casa. Se negaron, por voluntad propia, a llevar ropa de tirantes, bañador, pantalones de corte capri. No querían ir a entrenar y llegaron a perder interés por tener relaciones sexuales. Empezaron a lavarse compulsivamente, a ponerse más desodorante. Se sentían inseguras. De cara a ellas mismas y de cara a los demás. Algunas declararon que fueron increpadas por su entorno con expresiones insultantes como "Eres una guarra", "pareces un tío" o la tan absurda: "¿ahora eres lesbiana?".