El vapeo es conocido por su relación con las enfermedades respiratorias y la adicción a la nicotina. Ahora, un nuevo estudio, sobre la base de pruebas anteriores, encontró que el vapeo puede aumentar el riesgo de exposición al plomo y uranio y potencialmente dañar el cerebro y el desarrollo de órganos en los adolescentes.
- El uso de cigarrillos electrónicos entre los estudiantes de secundaria disminuyó del 14,1% al 10% de 2022 a 2023, según la Encuesta Nacional sobre Tabaco Juvenil 2023. Pero para este grupo, el comportamiento ha seguido siendo una preocupación de salud pública y la forma más popular de consumir tabaco (en forma de nicotina) desde 2014, dijo Dai.
- Hasta diciembre de 2023, solo 23 productos de cigarrillos electrónicos con sabor a tabaco estaban autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para su venta en el país, después de que la agencia prohibiera de hecho todos los sabores de los dispositivos de vapeo con cartucho, excepto el mentol y el tabaco, para evitar que los jóvenes vapeen.
- Dai y sus coautores descubrieron que los niveles de plomo en la orina de los adolescentes que fumaban de forma intermitente (entre seis y 19 días en total en los últimos 30 días) eran un 40% más altos que los de los que lo hacían de forma ocasional (entre uno y cinco días en el último mes).
En el caso de los consumidores frecuentes (20 días o más), los niveles eran un 30% superiores.
Además, los consumidores de cigarrillos electrónicos que preferían sabores dulces tenían niveles más altos de uranio en la orina que los que preferían sabores mentolados, según Dai, profesora del departamento de Bioestadística del Centro Médico de la Universidad de Nebraska.
Casi el 90% de los jóvenes que vapean utilizan cigarrillos electrónicos de sabores, según la Encuesta Nacional sobre el Tabaco en los Jóvenes.
Dado que se sabe que el aerosol de los cigarrillos electrónicos contiene varios compuestos potencialmente nocivos, entre ellos metales, a Dai no le sorprendieron los resultados.
El estudio se realizó de forma puntual, por lo que los autores no pudieron controlar la exposición crónica o a largo plazo.
Los hallazgos del estudio se basan en las respuestas y muestras de bioespecímenes de 200 adolescentes que participaron en la Evaluación de la Población del Tabaco y la Salud, o PATH, Estudio Juvenil de diciembre de 2018 a noviembre de 2019.