Cuando nuestro perro demanda un trocito de comida de la mesa se genera un conflicto en el que todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. En primer lugar el perro lo hace de forma instintiva, para él es un reclamo común y no existe una barrera evidente que le haga comprender que no debe hacerlo, porque el perro se ve integrado en el hogar como un miembro más de la familia, y si todos comen surge en su mente la idea: yo también.
Trucos para revertir la situación
Cuando nos sentamos a comer, el perro sabe que estamos iniciando un ritual importante. La comida es un tiempo en el día que une a los miembros de la familia (como dormir), y no por ser un perro deja de valorarlo, es más: para él es muy importante. Es común que algunos perros lleven su propia comida, arrastrada del plato, a una zona cercana a la mesa donde comen los humanos para comer al unísono e integrarse en el grupo.
Por esa razón, si tu perro te pide comida de continuo y quieres acabar con esta situación, puedes ofrecerle su propia comida en un cuenco muy cerca de la mesa, para que se sienta integrado pero se alimente con su propia comida. Además, para hacerlo más interesante puedes incluir algún ingrediente que sepas que puede servir de motivación especial, que no coma de tu comida no significa que su alimentación no suponga un placer.
El refuerzo negativo: más contraproducente que nunca
Nunca utilices el refuerzo negativo. Siempre es una pésima opción mostrar enfado con tu perro si su comportamiento no es el que esperas, y mucho peor si le gritas o le molestas físicamente. Pero cuando se trata de cuestiones primarias (comida, sueño o necesidades fisiológicas) el efecto que podemos conseguir con el animal mostrándole enfado puede ser especialmente negativo.