Un chef profesional se llevaría las manos a la cabeza viendo el vídeo original, y no le faltará razón; la tortilla francesa perfecta, de restaurante, no es fácil de preparar, pues debe quedar perfectamente lisa, suave, homogénea y con el interior muy jugoso. Ahora bien, en casa somos más de tortilla "familiar", algo más rústica y a menudo en forma de media luna. Sobre gustos no hay nada escrito y solo podemos animar a que probéis este truco para ver si os convence. Además es fácil de personalizar con muchos ingredientes y toques al gusto.
Sin complicarnos demasiado hemos cogido una de las bolsas de congelación que había en casa, de 1 litro, y usado dos huevos para una tortilla individualés.
Poner a calentar abundante agua en una olla o cazuela para que empiece a hervir mientras se prepara la mezcla de la tortilla. Si se van a cocinar más unidades, usar una olla más grande.
Colocar una bolsa abierta con cierre tipo zip, estilo de congelación, en una jarra o cuenco grande. Añadir los huevos, retirar de la jarra, sacar el máximo de aire y cerra. Frotar los huevos con las manos por fuera para romperlos y batirlos un poco.
Volver a colocar en el interior de la jarra para abrirla y añadir el resto de ingredientes al gusto. Repetir el proceso anterior, sacando el máximo de aire posible antes de cerrarla muy bien herméticamente. Frotar de nuevo suavemente para mezclar todos los ingredientes.
Colocar la bolsa en la olla dentro del agua hirviendo. Mantener a ebullición durante unos 12-13 minutos, sacar con cuidado y comprobar que haya cuajado y no queden restos líquidos. Si aún estuviera cruda, continuar la cocción 1-2 minutos más.
Abrir la bolsa con cuidado de que no gotee agua y volcar la tortilla suavemente haciéndola rodar sobre el plato de servir. Desechar la bolsa.