Una antigüedad se caracteriza por una factura que se suma a su valor histórico, estético y cultural.
El término se puede aplicar a pintura y escultura mexicana, virreinal, neoclásica y romántica; arte europeo; objetos de plata, porcelana o marfil; accesorios o indumentaria de charrería y militar; relojes, tapetes y mobiliario.
Su valor depende de distintas variables como la calidad técnica, el autor, la época, si continúa en uso o no y si conserva su funcionalidad, de acuerdo con Casa Morton.
Es posible convertir los objetos de tus antepasados en dinero en efectivo a través de la venta en subasta. Muchos de estos suelen estar escondidos por años en un sótano o clóset sin saber realmente su valor.
Aunque no es como tal una antigüedad, un ejemplo reciente es el del hombre en Reino Unido que estuvo a punto de tirar un libro de «Harry Potter y la piedra filosofal» por considerarlo de «mala calidad»; al final se vendió en una subasta por 90,000 dólares.
Si crees que puedes tener una antigüedad entre tus pertenencias y quieres venderla puedes contactar a alguna casa de subastas dedicada a este tipo de objetos.
Posiblemente lo primero que te pidan sea enviar una foto del objeto y toda la información que tengas sobre su procedencia, materiales, etc.
Si la pieza es de interés para la casa subastadora, lo siguiente sería hacer una valoración de la antigüedad e investigar a profundidad su autenticidad, técnica, materiales, estado de conservación, valor comercial, artístico e histórico.
Con estos criterios en mente se ofrece una propuesta de precios para venderse en subasta.
Una vez lleguen a un acuerdo, los encargados de la casa de subastas que elijas coordinarán desde la sesión fotográfica hasta la comercialización a posibles compradores.