La tradición popular tiene un origen distinto, al que actualmente se celebra.
El nombre nace en la década de los 90 como clave para los operativos policiales realizados durante el fin de año en la Ciudad de México. Dichos operativos comprendían la vigilancia y protección de los miles de peregrinos que llegan a la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre y posteriormente el cuidado de los ciudadanos durante todas las fiestas de la temporada, hasta las últimas compras del 6 de enero por la llegada de los Reyes Magos.
Desde entonces, el término se arraigó en la cultura popular para referirse a la serie de festividades que suceden durante ese lapso, iniciando con las celebraciones para la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, luego las nueve posadas que se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre, la celebración de Nochebuena el 24 de diciembre y la Navidad el 25, además las festividades de fin de año y el recibimiento del Año Nuevo, y concluye con la llegada de los Reyes Magos el 6 de enero.
El reto es muy mexicano: acudir al mayor número de reuniones posibles y mostrar resistencia ante los excesos de comida, bebidas y desveladas.
Los más aguantadores pueden extender este festejo hasta el 2 de febrero, el Día de la Candelaria, y es que los mexicanos no podemos decirle 'no' a un delicioso tamal.